Comenzamos burlescamente gracias a las "traducciones" de títulos al español:
London bridge is falling down, falling down, falling down (x2)
Traducción a la títulos de ingles-español:
El Puente de Londres es un día de furia, un día de furia, un día de furia...
Sí, eso parece significar "falling down", continuemos:
¿De Palma? ¿no? ¿Oliver Stone? ¿no? ¿entonces quién es quien dirige esta icónica película noventera? Joel Schumacher ¡¿Schumacher?! ¿El que le gustan los pezones en el traje de Batman? Sí, ese mismo... ese mismo... oh, ahora comprendo ese raro final...
Dirigida por Joel Schumacher y estelarizada por Michael Dougles & Robert Duvall, "Un día de furia", pese a su final un tanto extraño, y no extraño a lo surrealista o conceptual, sino a lo débil, es una de las películas más icónicas de los 90´s no solo por su factura, textura y estilo, sino por su temática perfectamente retratista de la situación socioeconómica que se vivía en Estados Unidos y seguramente todo el mundo civilizado; teniendo un hartazgo general hacia la idea de la subvaloración económica de la gente, la rapiña pandillera, la ineptitud policiaca y la desventura existencialista de vivir, pudiendo compararse con una exagerada tragicomedia mexicana, pero globalizada y en decadencia que todos sabemos cómo termina, pero ahora vemos comenzar a repetirse en esta cíclica máquina llamada vivir...
Comenzando en un embotellamiento, William Foster (Douglas) se harta de todo, y deja su carro ahí comenzando ese "día de furia", pasando de ir a atacar a un coreano por sus altos precios, a unos latinos territorialistas que lo tratan de asaltar, un mcdonalds (o algo parecido), a un hippie grungero pedinche, a un neonazi que quiere identificarse con él, un ricachón golfista, una familia pobretona que usa la piscina de su jefe, una constructora de gobierno, hasta llegar a la contraparte de la cinta, el sargento Prendergast (Duvall) un viejito buena onda, muy al estilo de todos los papeles de Harvey Keitel (sí, ya me entendieron qué clase de viejito buena onda) cuyo oficio termina ese día (sí, todos, hasta el resto de los personajes estamos esperando el momento en el que muera, no spoilearé nada) que termina encargándose del caso gracias a su conocimiento mayoritario a comparación del resto de la totalidad del departamento de policías...
Nominado (Schumacher) para la palma de oro de Cannes, el proyecto sí es el más relevante del director, hace quedar en uno de sus más grandes papeles a Douglas, y pese a ser esa perfecta representación del hombre común de final de siglo, la historia tiene una constante de chistes ácidos mal hechones que le restan peso y calidad a la cinta, pero sin destrozarla completamente, pero sí con la suficiente gravedad como para apostar que bastantes haters ha de tener la cinta en el sector de la cinefilia criticona avanzada.
La película, como sea, es bastante recomendable, es una de las básicas de esa década, y sin duda de sus partícipes, así que si usted es un resentido social o un cinéfilo, debería de ver la historia de ese personaje racista clasemedierobajero que termina cumpliendo las ideas que el cansancio nos ha dado a todos los que hemos pasado por situaciones similares.
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