jueves, 26 de marzo de 2015

Marie Antoinette (2006)

Dirigida por la princesa Coppola tras su máximo éxito que fue Lost in Translation, en ésta ocasión Sophia toma la bio-novela de Lady Antonia Fraser, y le adapta para mostrar su mirada personalizada sobre la vida de la controversial reina de Versalles, María Antonieta, quien, interpretada por Kristen Dunst hace una película tan controversial como la personaje en la que se basa, pues enfocada en la banalidad y vanidad de la personaje, en una orgía de frivolidad y desinterés por el mundo en general, Coppola nos hace una composición, bien descrita por Leah Rozen de la revista People, que más que película parece un largo video pop que no dice nada, no expresa nada y vuelve de la gigantezca producción una extensión rosada y apastelada de esa desarrollante nada.
Comenzando la historia cuando mandan a María Antonieta de Vienna a Versalles, siguiendo con su boda con Luis XVI (Jason Schwartzman), un tímido y retraído enano francés, que tarda media película en acostarse con ella, cosa que ella suple con un extremo consumo de pasteles, dulces, chocolates, moda y cuanto vicio apastelado se pudiera tener en esa época; luego, cuando finalmente le convence de tener sexo, tiene un mini romance con un sueco, empiezan los chismes sobre frases que dice contra los revolucionarios, y en un tibio y victimista final, la película concretiza esa nada que compone su todo, y acaba...
Y es difícil la crítica, pues claramente la influencia de cintas como Barry Lyndon son más que evidentes, la fotografía de Lance Acord es exquisita, y el montaje y producción (Flack-Canonero) la vuelven visualmente una joya de las producciones de época que bien podríamos encasillar entre las mejores diez por seguro; sin embargo es la postura de Coppola, esa frivolidad desbordante, lo que hace que la película se vuelve en su contra y esos puntos buenos no puedan ser utilizados a su favor; y quizás si hablaramos de nuevas semillas de la nueva frivolidad como Paris Hilton o las Kardashian, bien podría centrarse en vacío mental y absoluto desinterés político; sin embargo, con un personaje tan efervesente, con una mujer tan elemental en la historia, no solo de Francia, sino del mundo entero, es prioritario el uso de los temas políticos para ahondar en la psique de su desarrollo, y no culmine la representación como una fotografía subjetiva sobre un suceso tan importante.
Entonces, visualmente es una producción sorprendente, pero el producto final es bastante vacío e insignificante, teniendo que quizás la única repercusión para el cine subsecuente sería que bien Lars Von Trier pudo elegir a Dunst para Melancholía porque Coppola nos demostró lo bonita que se veía la actriz en escenarios versallezcos, y dos: la recontextualización soundtrack con argumento bien pudo influir en la construcción de cintas posteriores como el Gran Gatsby...
La película es recomendable en lo positivo que he mencionado, o si eres un fan desaforado de la Coppola, y a la vez es no-recomendable en los aspectos divergentes que menciono que bien dividieron fuertemente la crítica en Cannes, en revistas y hasta en el blog de un ojo que ahora leen con detenimiento.










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