La tercera película con el mood de Sasha Baron Cohen (luego de Borat y Bruno) no es lo mismo que las otras dos; el Dictador parece una forma hollywoodense de asimilación de humor negro/happening style del "comediante"/performance sarcástico. No es la peor película de comedia, pero sí es la peor de Cohen, pues el guión sobrepasa el ingenio de él, y al final podría verse más agusto luego de ver los Fuckers, que después de ver Borat.
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