Comenzando con la traición de su amigo Kurbsky (Mikhail Zharov), aliándose con el rey Sigismund, enemigo de Iván, las cosas finalmente van marchando a favor del zar, sin embargo, su ansia de venganza lo hace abusivo del poder, afirmando incluso con orgullo el apodo que los boyardos le han puesto: Iván el Terrible, esto tras haberles quitado sus tierras y torturar a algunos de ellos por traicioneros y mezquinos.
Es en eso cuando su amigo Fyodor Basmanov (Mikhail Kuznetsov) le dice que ha descubierto que su tzarina sí fue envenenada, y que fue su tía Efrosina (Serafima Birman) la que lo hizo, para poner en el poder a su primo Vladimir (Pavel Kadochnikov), por lo que organizan una fiesta, emborrachan a Vladimir y le invitan a personalizar al zar en un evento público donde los boyardos estarían, teniendo como resultado lo previsto, un asesino apuñala al zar sin saber que realmente había asesinado a un señuelo, el hijo de su boyarda disfrazado como Iván. Efrosina sufre y es condenada, Iván triunfa nuevamente.
Metiendo ya al tratado final color expresivo de acuerdo a las escenas, y la cinta queda lista desde 1946, sin embargo Eisenstein es rechazado por Stalin, pues no gusta de la película y la "beta", dejándola exponerse hasta años después (1958); Stalin no gusta del nuevo rostro más ruín que el director imprime en su héroe, y por eso silencia la voz del máximo artista cinematográfico ruso... Cuéntase que en la desesperación y enojo, el director ya no se/los aguantó, enfermó y murió, sin poder concretar la trilogía de la saga más grande que se había hecho en esa época.
La historia, siendo aún más sombría y experimental que la primera parte no pierde el grandioso hilo comenzado en la primera, y el puente entre ambas parece solo un intermedio para ir por más palomitas, su experimentación es enfermiza, pero adoc a la escena del banquete, otro acierto más eisenteineano que nos lo reafirma como uno más de los pilares escenciales del cine. Indispensable.
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