Un nuevo Addams nace, Pubert, siendo motivo de gran "felicidad" para todos en la familia, pero así como Pubert llega a ser parte de la familia, una guapa mujer oportunista, Debbie (Cusack), empieza a ligar a Fester/Lucas (Lloyd) hasta enamorarlo y lograr casarse con él, todo con la intención de matarle y quedarse con su dinero, solo que mientras sus intentos coyotezcos tienen efecto, ella le separa de los suyos trayéndole a Homer/Gómez (Julia) una fuerte depresión, y a Pubert una enfermedad que le vuelve un grotezco niño rubio; a la par de ésta historia a Merlina/Wednesday (Ricci) y a Pugsley/Perícles (Workman) los mandan a un campamento lleno de niños fresas rubios y adinerados, por lo que los niños Addams tendrán que aprender de ellos a ser normales, o invadir el campamento con su insanía y su forma de pensar.
Siendo una de esas primeras cintas que supera a la anterior, rompiendo la regla de "las segundas partes nunca fueron buenas", con la actuación de Christina Ricci como una de las más memorables y perturbadoras interpretaciones infantiles de todos los tiempos, la secuela de los Locos Addams es una absoluta joya de los noventas, una joya de la cultura pop de fin de siglo, y una auténtica maravilla cinematográfica que pone a Sonnenfeld como uno de los mejores directores de su momento... ¡Más recomendable que incluso la primera parte!

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